El pasado sábado 1 de octubre tuvo lugar una manifestación en ocasión del inicio de las sesiones invernales del Parlamento de Islandia.
Los manifestantes se reunieron para protestar en contra del Gobierno y de su gestión de la crisis. De forma particular, se contestaba la decisión del gobierno de poner fin a los congelamientos de los rembolsos de los prestamos bancarios sobre las casas. Debido a esta medida, muchísimos ciudadanos perderán sus pisos que serán puestos en venta por los bancos.
La protesta empezó con abucheos y lanzamientos de huevos a los representantes del estado, que caminaban compactos y con la mirada al suelo, fingiendo indiferencia hacia la multitud.
Los clamores se callaron repentinamente y se transformaron en tímidos aplausos cuando Dorrit Moussaieff, First Lady y esposa de Olafur Ragnar Grimsson, presidente de Islandia, se unió a los manifestantes repartiendo calurosos abrazos.
Pasando por encima de las vallas con la ayuda de los manifestantes, Moussaieff habló con las personas acudidas, lloró con ellas, les expresó su cercanía y su pésame.
Una vez más, resulta evidente que la empatía puede salvar la imagen de un político hasta en las situaciones más extremas. La empatía, que permite entender, sentir como propios los sentimientos de los demás y ofrecer apoyo moral, es un arma necesaria y poderosa que no todos poseen.
Dorris Moussaieff
Nacida en Jerusalén de una familia de joyeros, es diseñadora de joyas y business woman de éxito. Desde su enlace con Grimsson, se ha prodigado en la difusión de la cultura islandesa y a la promoción de artistas y músicos en el extranjero.
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