viernes, 15 de julio de 2011

Periodismo a la deriva

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El mundialmente conocido  como “gossip”, “cotilleo” en España, lleva tiempo acaparrándose los mejores espacios de prensa, radios y televisiones y atrayendo la atención de cantidad de público. Pero, ¿hasta dónde ha llegado el periodismo para garantizar ese sensacionalismo que caracteriza estas noticias? ¿Existe una ética bien definida en el sector?

En los últimos días, el mundo del periodismo ha sido revolucionado por el escándalo “News of the World” que ha marcado un antes y un después en dicha profesión.

“News of the World” era el tabloid inglés más leído, amado y con el número mayor de inversionistas publicitarios. En sus páginas los anglosajones podían encontrar todo tipo de escándalo sexual que viese involucrados a políticos, estrellas del espectáculo o la familia real.

¿Cuál era la clave de su éxito? Ofrecer a su público el espectáculo más intrigante, morboso y sensacionalista a base de violación de la privacy de las personas y de corrupción policial y política. La capacidad de contar amores y desamores, desgracias y tramas, verdaderos o imaginarios que sean, constituyen parte de su encanto. Llegados a un cierto punto, los mismos ciudadanos que han contribuido a su éxito, han dicho basta.

Si el gossip viene usado para ocultar información y desacreditar personas, cayendo en la vulgaridad y ocultando verdades, pierde su esencia y toma los semblantes de un chantaje.

Esta forma de actuar está lejos de la que llamamos investigación periodística de los hechos. Esa misma conducta ha abierto el paso a la nueva cultura periodística de la ilegalidad, de la exageración y de la mentira, en la que todo está permitido si el fin es sacar una buena noticia y ganar en ventas y audiencia.

Otra desviación del periodismo actual, rigurosamente relacionada con la primera, es su estrecha conexión e interdependencia con la política. Por un lado, la actividad de “News of the World” ha sido encubierta durante años por los diferentes gobiernos ingleses, cuya reputación era constantemente amenazada por el periódico. Por otro lado, tanto en Italia como en España, los medios de comunicación se pronuncian cada vez más claramente a favor de uno u otro partido, lo que condiciona y hace poner en discusión la objetividad de la información proporcionada. Cuando un escándalo involucra a un representante político los escenarios que se abren al periodista son principalmente dos: el ataque frontal o el silencio y la minimización de la noticia. Cabe hasta la posibilidad de omitir información fundamental para la correcta comprensión de la noticia.

Los medios de comunicación y, en general, la profesión periodística necesitan encontrar un nuevo rumbo, ponerse en discusión y reinventarse si quieren seguir teniendo la confianza y el apoyo de su público.


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