Mientras el centro-izquierda celebra sus victorias, el centro-derecha reflexiona sobre su propia gestión y fallos electorales.
Los italianos llamados a las urnas en diferentes provincias italianas entre el domingo 15 y el lunes 16 de mayo han revertido las espectativas de sondeos y encuestas pre-electorales.

La Lega Nord, alidad con el Pdl en Milán, pierde también parte de la fuerza y votos con los que había arrasado en la última consulta nivel nacional, pero seguirá siendo decisiva en algunas provincias. Umberto Bossi, líder de la Lega, se declara enfadado e incredulo frente al resultado y evalua las consecuencias de tener un aliado que parece haber perdido parte de su sex-appeal sobre los italianos.
En Bolonia y Turín arrasa el centro-izquierda, representado por el Pd de Bersani, así como en provincias de menor relevancia como Ravenna, Savona, Gorizia y Lucca.
En Bolonia es necesario apuntar un increible 10% ganado por el Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo. El movimiento a-pardista y nacido como propuesta de cambio desde abajo, es una síntoma más de la crisis que está sacudiendo la confianza en los políticos.
Nápoles da la sorpresa con el gran resultado registrado por Luigi De Magistris, candidato para l’Italia dei Valori (Idv), que hace temblar al candidato de Berlusconi, el emprendedor Gianni Lettieri. También les espera una segunda vuelta, gracias al 27,49% de votos del ex-juez, De Magistris, contra el 38,53% de su contrincante. Después de una administración de centro-izquierda casi desastrosa durante una decada, la victoria del Pdl parecía ser una apuesta más que acertada. Nadie contaba con el éxito rotundo e inesperado de este joven juez napolitano que, en la cueva de la mafia, desafía y lucha para su ciudad.
Aunque la guerra acaba de empezar y no hay todavía ganador, como dijo Bersani (Pd) en Milán, quizás “Un nuevo viento se ha lenvantado al Norte” y al Sur, añadiría.
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