La noticia aparecida el 29 de marzo en la portada de todos los principales periódicos, tanto italianos como extranjeros, sobre la constitución del PDL, (el Partido del Pueblo de la Libertad), y la coronación de Silvio Berlusconi como leader de la derecha italiana, ha sido como un remake o un déjà vu.
Personalmente, sigo preguntándome porque esta noticia haya generado tanto interés y clamor. Se trata, de hecho, del mismísimo anuncio proclamado con bombos y platillos por el Cavaliere, el 18 de noviembre de 2007.
Bajando de su coche en medio de Piazza San Babila en Milán y al grito de batalla “basta con i parrucconi della politica” (“se acabó con los estafadores de la política”, frase que – pronunciada por él – genera cuanto menos risa), el premier se lanza en un baño de multitud, y hace pública la decisión de fusionar a todos los partidos formantes su coalición sin haber consultado antes a sus aliados, hecho que provocó ciertos disensos y no pocas iras. Fue así que Pier Ferdinando Casini, leader de UDC, (Unione dei Democratici Cristiani), se separó definitivamente del centro-derecha, y Gianfranco Fini, representante de AN (Alleanza Nazionale), puso por primera vez manifiesta su total incongruencia con la decisión tomada.
Entonces, como se puede constatar, nada de nuevo bajo el sol. La verdad es que, tampoco la primera vez constituyó algo realmente novedoso: la maniobra puesta en acto trató simplemente de poner un nombre diferente a algo ya consolidado; fue, más que nada, un cambio formal que intentaba dar una respuesta a la creación del PD (Partido Democrático del entonces leader Walter Veltroni, ahora Dario Franceschini) del centro-izquierda.
Personalmente, sigo preguntándome porque esta noticia haya generado tanto interés y clamor. Se trata, de hecho, del mismísimo anuncio proclamado con bombos y platillos por el Cavaliere, el 18 de noviembre de 2007.
Bajando de su coche en medio de Piazza San Babila en Milán y al grito de batalla “basta con i parrucconi della politica” (“se acabó con los estafadores de la política”, frase que – pronunciada por él – genera cuanto menos risa), el premier se lanza en un baño de multitud, y hace pública la decisión de fusionar a todos los partidos formantes su coalición sin haber consultado antes a sus aliados, hecho que provocó ciertos disensos y no pocas iras. Fue así que Pier Ferdinando Casini, leader de UDC, (Unione dei Democratici Cristiani), se separó definitivamente del centro-derecha, y Gianfranco Fini, representante de AN (Alleanza Nazionale), puso por primera vez manifiesta su total incongruencia con la decisión tomada.
Entonces, como se puede constatar, nada de nuevo bajo el sol. La verdad es que, tampoco la primera vez constituyó algo realmente novedoso: la maniobra puesta en acto trató simplemente de poner un nombre diferente a algo ya consolidado; fue, más que nada, un cambio formal que intentaba dar una respuesta a la creación del PD (Partido Democrático del entonces leader Walter Veltroni, ahora Dario Franceschini) del centro-izquierda.
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